Reseña: El amor después del amor: una alegría al corazón
- Orianna Paz
- 2 may 2023
- 3 Min. de lectura
Por Orianna Paz
No hace falta ser fanático o un entendido de la música de Fito Paez para conectar, emocionarse y disfrutar de El amor después del amor, la biopic basada en las propias memorias del astro argentino que acaba de estrenarse en Netflix el pasado 26 de abril. En buena medida, ello se debe a la honestidad y autenticidad que el propio Fito imprimió en este proyecto tan personal en el que nos invita a recorrer de una forma sumamente íntima, tierna y cercana, su alucinante viaje no sólo por el mundo de la música sino por su propia vida, a través de un arma infalible: los afectos. Porque esta serie es una serie realizada desde el amor, todo tipo de amor: el amor a la familia, a una pareja, a la música, a la escritura, a la naturaleza, a sentirse vivo. Después de todo, ¿quién puede vivir sin amor?
Una carrera tan trascedente como la de Fito Paez merecía una serie a la altura como lo es El amor después del amor y no podíamos esperar menos de la elevada calidad a la que nos tienen acostumbrados las producciones argentinas. Aquí todo está cuidado a detalle, desde la reconstrucción de época, desde su niñez en los sesenta, pasando por su adolescencia en los setenta y el retrato de la escena musical argentina así como del periodo político convulso que atravesaba el país con la Dictadura, hasta llegar a su consagración como artista en 1992; las actuaciones encabezadas por un sorprendente Iván Hochman quien captura la esencia del músico rosarino con un notable parecido físico, apoyado por los primeros actores, la uruguaya Mirella Pascual como su abuela y Martín Campilongo como su padre, una figura que lo marcó y con quien mantuvo una relación complicada. Asimismo, destaca el casting de iconos como Charly García interpretado con una naturalidad alucinante por Andrés Fejerman quien bien podría ser su gemelo perdido, Julián Kartun como Spinetta y Daryna Butryk en la piel de la actriz Cecilia Roth.

Quizás es cierto que la serie se torna convencional dentro de lo que hemos visto antes en este género de biopics de músicos, sin embargo, sus aciertos están más allá del retrato de la génesis de las grandes canciones o de los multitudinarios shows o la vida de excesos del rockstar (pasones de drogas incluidos), sino que radica en los pequeños grandes momentos: las visitas con su padre a la tienda de discos de vinil de Rosario, sus primeras inquietudes sexuales, las charlas con su abuela o el duelo por la muerte de su madre a tan temprana edad, así como su apasionado enamoramiento de la cantante Fabiana Cantilo. Todo eso sin dejar de lado, por supuesto, la belleza de la música y las composiciones de Fito, porque su música sabe el camino para llegar al corazón. Y entonces tenemos una serie muy completa para la que ocho capítulos se quedan cortos y que no podemos dejar de reproducir, es decir, el mismo efecto de la música de Paez.

Esta es una serie que apela a la nostalgia, a los recuerdos de una época dorada del rock argentino que marcó a generaciones enteras, con un Fito Paez que sigue más que vigente con la celebración por los 30 años de su disco El amor después del amor con recitales agotados y ahora una serie que hace justicia a tan trascendente trayectoria.
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