Reseña: Amor y muerte: un aterrador crimen pasional
- Orianna Paz
- 13 jun 2023
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 14 jun 2023
Por Orianna Paz
Después del éxito de miniseries como Big Little Lies y The Undoing, David E. Kelly y Nicole Kidman vuelven a unirse como productores en otra serie limitada para HBO, Amor y muerte, donde abordan nuevamente con calidad y solidez una fórmula probada: las más bajas pasiones y cómo éstas pueden llevar a sus protagonistas a cometer los crímenes más atroces.
Basada en una historia real y adaptada por E. Kelly del libro Love & Death, Evidence of Love: A True Story of Passion and Death in the Suburbs de Jim Atkinson y John Bloom, Amor y muerte es una miniserie de personajes. En cada uno de los 7 capítulos que la conforman vamos conociendo lenta muy lentamente a los protagonistas de uno de los hechos más sádicos y violentos que sacudieron a principios de los ochenta a la tranquila comunidad religiosa de Wylie, Texas.
Cuando inicia la historia todo parece estar en armonía. Un pequeño poblado lleno de fieles de la Iglesia metodista donde participan activamente las parejas Candy Montgomery y su esposo Pat, Allan Gore y su esposa Betty, buenos amigos, cuya relación se extiende incluso a sus hijos que pasan tardes enteras jugando juntos. Candy es una madre y esposa ejemplar, no obstante, está cansada de su vida aburrida, sin sobresaltos y de su matrimonio rutinario y estancado por lo que le propone a Allan iniciar un affaire. Para Allan, un tipo tímido, anodino, sin carácter, aquello, le parece, en un inicio, una absoluta locura y algo inconcebible de lo que jamás sería capaz. Sin embargo, después de pensarlo mucho, calcular los pros y los contras, así como las consecuencias en sendas reuniones de planeación, logística y discusión de puntos de vista con Candy, como si aquello se tratara de un negocio, al fin mantienen un primer encuentro en un hotel en las afueras del poblado.

Allan, para quien tener sexo con su esposa Betty era algo totalmente mecánico y supeditado a las necesidades de ovulación de ella, cuya mayor motivación para hacerlo era quedar embarazada, descubre con Candy un mundo nuevo, lleno de libertades, en el que experimenta por vez primera un orgasmo en conjunto con Candy, para quien también aquello supone sentirse viva, deseada y mujer, algo que su esposo no le ha hecho sentir en años.
Ambos empiezan a verse cada vez más hasta que las emociones y sentimientos, así como las sospechas de sus parejas, lo complican todo a niveles espeluznantes, ya que una noche, los vecinos de Betty Gore, la encuentran bañada en sangre, asesinada de 41 machetazos en su cuarto de lavado. La principal sospechosa es Candy Montgomery, su amiga, la última en verla con vida.
A través de una espectacular recreación de época con un vestuario muy setentero, los peinados voluminosos, y una banda sonora vibrante que acompaña al personaje de Candy en sus mejores y en sus peores momentos que va desde los Bee Gees, Nina Simone, Dolly Parton, Carole King, Neil Diamond, Blondie, Rod Stewart, Toto, entre muchos otros clásicos, David E. Kelly retrata de forma muy sutil, delicada y a fuego lento el despertar del deseo y cómo ambos personajes se dejan incendiar por sus pasiones hasta que uno de ellos, en este caso, Candy, pierde completamente la cabeza, en franca ironía con un entorno y contexto muy religioso y moralino, que tanto Allan como Candy transgreden sin remordimientos, quizás por vivir en una sociedad tan conservadora.

Además del sólido guion que profundiza en las personalidades y sentimientos de cada personaje, las actuaciones son otra de las fortalezas de Amor y muerte. Elizabeth Olsen ofrece una actuación muy versátil como Candy, que navega entre la mujer amorosa, sensible, alegre, la madre dedicada, la esposa abnegada, y también la mujer liberada, fría, calculadora y aterradoramente desquiciada, mientras que Jesse Plemons en el papel de Allan, transmite esa grisura y aburrimiento de un hombre sin personalidad que se deja llevar por las decisiones de otros.
Amor y muerte saca a la luz la podredumbre que anida muchas veces en el tan famoso “sueño americano” , de la vida aparentemente perfecta en los suburbios, de familias devotas, de amas de casa que viven para complacer a sus seres queridos y de los traumas más oscuros que pueden desatarse en cualquier momento.
La historia de “la asesina del hacha”, como se le apodó en su momento a Candy Montgomery fue uno de los crímenes policiales más impactantes de la comunidad de Wylie, tan aterrador que detonó no sólo la realización de Amor y muerte, sino de Candy otra serie protagonizada por Jessica Biel que puede verse en Star+. Lo más destacado de la versión de E. Kelley es su aproximación al hecho y al contexto, su reflexión en torno a la justicia, a la moral, al placer y al sexo y la construcción de un personaje siniestro y calculador con el que también logra, de a ratos, la empatía del espectador. Tal vez lo único que pudiera jugarle en contra es el ritmo pausado de la narrativa, sin embargo, va a acorde a una época en la que el tiempo era muy diferente a la inmediatez de las redes sociales de hoy en día. Amor y muerte es un gran exponente de las series de true-crime, inquietante y demoledora, de esas que se disfrutan y se sufren con calma.
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